domingo, 1 de abril de 2012

Malvinas, una herida abierta... A 30 años de la guerra.

* Los objetivos.

En 1980 fue designado para reemplazar a Videla en el cargo de presidente el general Roberto Viola, pero por grandes deliberaciones internas no asume hasta 1981. Cuando Viola asume en el país había una gran crisis económica que no pudo superar con una receta diferente a la aplicada por Martínez de Hoz. La CGT se estaba movilizando. Por primera vez durante la dictadura, la cúpula de la iglesia comenzaba a hacer oír su disconformidad y a reclamar por los principios republicanos y el retorno a la democracia. También ese año se había formado la "Multipartidaria": el partido Justicialista, el Radical, el frondizismo, la Democracia Cristiana y el Intrasigente hicieron un compromiso para no aceptar una salida democrática condicionada por los militares, sino que se exigía una plena vigencia de la Constitución. La veda política terminó de hecho en 1981, pese a la afirmación de los militares de que "las urnas están bien guardadas".
Leopoldo Fortunato Galtieri lo reemplazó a Viola en diciembre de 1981, teniendo el auspicio de los Estados Unidos. Puso en el ministerio de Economía a un integrante del equipo económico de Martínez de Hoz, Roberto Alemann, quien con su receta clásica de desinflación, desregulación (liberalizar aún más la economía) y desestatización (con un plan de privatización incluso del subsuelo, que levantó gran resistencia) agudizó la recesión que incrementó las protestas de sindicalistas y empresarios.
La única forma de parar el descontento popular sin dar la salida política que el pueblo quería, era recuperar una parte de nuestro territorio que había sido arrebatada por los ingleses un siglo y medio antes, en 1833: las Islas Malvinas. Si lo lograba, la ciudadanía no sólo se olvidaría de sus reclamos sino que lo consagraría como héroe nacional. Sin pensarlo dos veces, y creyendo que para esto también tendría el aval de Estados Unidos y que Inglaterra no reaccionaría con enfrentamiento bélico por unas islas ubicadas en el fin del mundo, se embarcó en la guerra el 2 de abril de 1982.


* La euforia.

La ocupación de las islas del Atlántico Sur, como las Giorgias y las Malvinas fue sencilla, dado que había escasa dotación militar inglesa en las mismas. Todos los argentinos eran concientes de que la ocupación de las Malvinas era un acto de soberanía ,y muchos aplaudieron la medida, pese a no estar conformes en los demás aspectos del gobierno militar. Aunque no fue unánime esta posición,todos,emocionados, cantaban el Himno Nacional en cualquier acto público y muchos agitaban eufóricos las banderas argentinas.
En Inglaterra, el gobierno conservador de Margaret Thatcher no se quedó con los brazos cruzados. Convenció a los ingleses de ir a la guerra, ya que si esa medida
hubiera sido tomada por un gobierno popular hubiera sido más o menos aceptable, pero en cambio la invasión fue hecha por una dictadura violadora de los derechos humanos y no merecía ningún tipo de consideración.
Gran Bretaña consiguió el apoyo de la Comunidad Europea y del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Este último votó una resolución declarando a la Argentina "nación agresora", por lo que debía cesar las hostilidades y retirar las tropas.
Los militares argentinos pensaron que tendrían el apoyo de los Estados Unidos, ya que estábamos todos incluídos en el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca. Los países latinoamericanos dieron su apoyo a la Argentina y Cuba ofreció sus conocimientos para la defensa estratégica de la isla, los cuales no fueron tomados en cuenta por el gobierno argentino. Estados Unidos ,en cambio, ofreció su ayuda logística a Inglaterra.
Los ataques aéreos ingleses tardaron casi un mes en llegar. Los medios de comunicación, controlados por el represivo sistema del gobierno de facto, mostraban que íbamos ganando, y muchos así lo creían.















* La derrota.

El 2 de mayo un submarino inglés disparó dos torpedos contra el Crucero General Belgrano y lo hundió, cuando se encontraba fuera de la "zona de exclusión" fijada por Londres; más de trescientos muertos fue el saldo de este hecho, que no fue el único pero si el más importante para nosotros.
Aviones de la marina hundieron al destructor inglés Sheffield, pero la flota inglesa dominaba el mar. La noche del 20 al 21 de mayo los ingleses comenzaron el desembarco en las Islas Malvinas, que definió la derrota argentina.
El 14 de junio se firmaba la rendición prácticamente incondicional.Todas las fuerzas argentinas pasaban a ser prisioneras de guerra, y se perdieron todos los armementos, equipos y abastecimiento. Habían muerto 730 personas (la mayoría jóvenes soldados), y casi un millar estaban heridos.La gente se encontró abruptamente con la cruel realidad y se sintió burlada por un gobierno que, nuevamente, no había respetado la vida de sus hijos. Éstos, sin experiencia militar, fueron a luchar obligados a una guerra mal planificada, mal dirigida, con mucho armamento inservible, y donde la corrupción reinante los había desprovisto de elementos esenciales (abrigo y alimentos) que les enviaban sus familias. Quedaba al desnudo la responsabilidad y la ineptitud de los militares que ni siquiera sabían hacer bien su oficio, que era la guerra.
Galtieri debió presentar su renuncia el 17 de junio. La junta militar no se puso de acuerdo en la nominación de su sucesor, que entonces fue nombrado sólo por el Ejército. El general Reinaldo Bignone asumió sus funciones como presidente el 1º de julio, casi al mismo tiempo que buques ingleses liberaban a miles de prisioneros argentinos en Puerto Madryn.
Los comentarios de los ex combatientes sobre la improvisación y la ineptitud con que los mandos habían actuado en la guerra alteraron a la sociedad argentina.
La Junta Militar (reconstruída en septiembre, cuando el almirante Franco reemplazó a Anaya y el brigadier Hughes a Lami Dozo) convocó a una comisión investigadora para analizar las responsabilidades políticas y militares de la derrota. Esta comisión, presidida por Rattenbach, encontró culpables a los miembros de la Junta Militar y a otros militares de alta graduación, pero cuando pasaron a ser juzgados por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, el proceso fue más benévolo.




Aca les dejo un tema de Sui Generis, duo formado por Charly García y Nito Mestre. Se llama Botas locas, es anterior a Malvinas pero la letra encaja con la desafortunada guerra.

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